Por Martín Abreu…
Para muchos sonará desconocido hablar de Alfredo Camacho Gilardi, pero es de las personas más populares del fútbol canario desde hace un largo tiempo; Presente en las canchas con su buena vibra, su humor y el infaltable maní.
«Cuando era chiquito íbamos con mi padre a cortar uva, en realidad iba a acompañarlo. Un día me preguntó antes de ir qué quería llevar para comer y le contesté mortadela. Se hizo habitual. Hasta el día de hoy como, me encanta. Leguizamo, pariente mío ya fallecido, me preguntó un día qué llevé para almorzar y le conté. Ahí me quedó «Mortadela». Todo el mundo me conoce así, pocos como alfredito». No hace falta mayor presentación.
Alfredo es oriundo de Santa Lucía, aunque actualmente vive en Capurro, San José. La emergencia sanitaria y el parate del fútbol han sido de clara repercusión en lo laboral «Por su puesto que me afecta. El baby y la Liga Departamental son mi fuerte para tirar la semana. Hoy estoy saliendo dos o tres días, pero no es lo mismo». Entre sábado y domingo con normalidad, según contó, recorre entre tres o cuatro escenarios.
Pensando en la gente, Mortadela sobre el virus «Deseando que se vaya. No por mi sino por las personas y para que nadie se enferme. Yo salgo porque no me queda otra. Necesito el pesito para mi casa»… Vinculado a la venta de maní desde muy pequeño por situaciones no deseadas… «Yo perdí a mi padre con 9 años y quedé a cargo de mis abuelos. Un día el abuelo (Gilardi) me invitó a vender, luego empecé a salir solo y se fue dando. A la plaza, a canchas de fútbol en todas las ciudades. Me hice conocer y querer. Gracias a ésto nunca faltó nada en mi casa «.
Trabajo e ingresos repartidos con su esposa, aunque ella en otro rubro «Mi señora también trabaja, es muy guapa y buena madre»… Sobre su negocio, explicó que los días no siempre son buenos en la calle «Viste cómo es. A veces se vende bien y otro día no tanto, pero todo suma». Con cambios, por cierto «Para hacer plata cuesta mucho más hoy que antes. Yo me revuelvo siempre, la diaria para casa está. Antes el kilo de maní costaba 50 pesos ahora cerca de 200, para salir a trabajar preciso 1000».
Camacho, dio detalles sobre sus secretos en la producción y venta «Viste que quedan bien tostaditos, no hay mercadería como esa «… Aunque fue un rápido paso al humor «Eso si, el tarro es chico y el año que viene, como está el precio, venderé en tapita de botella, así que no se quejen»… Además de que «Los vendo con onda». Aunque no siempre el negocio lo es todo «Tengan plata o no el tarrito de maní lo comen igual, porque a veces hay plata y otras no, eso ni hablar». Un crack.
Si algo se notó en la charla es su natural agradecimiento con la gente y el fútbol canario «De todos los cuadros me compran. Vivo de la venta, pero me gusta mirar también. Yo soy hincha de Santa Lucía y de todos los equipos porque me han dado vida. Gracias a dios me llevo bien y todos me ayudan»…. Es así, porque se ha ganado el cariño y el respeto de jugadores, entrenadores, dirigentes y público en general. Una linda relación que se generó:
«Yo converso, me llevo con todito el mundo y no hago diferencia con nadie, somos todos iguales. Yo soy somo soy, con mis bobadas, algún chiste que me sale, pero siempre con mucho respeto. Creo que me hice querer por ser como soy»… Memorioso por cierto, pero en especial ante un duro momento que atravesó su hijo cuando jugaba en Empalme, al sufrir fractura de tibia y peroné.
«Nunca me voy a olvidar de todos los que nos ayudaron en ese momento»… Principalmente del baby fútbol «La gente de Empalme, Barrio Sur, Laureles, Fátima, padres, madres; Canastas, venta de tortas fritas, dinero en efectivo. No quiero nombrar mucho porque no me acuerdo de todos. Que digan lo que digan de Canelones, pero cuando nos precisamos, estamos. Ni Dios permita, pero si alguien necesita voy a estar siempre. Les agradeceré hasta el día que me muera».
Después de lo malo llegó lo bueno y hoy disfrutan del muy buen presente de su hijo, Ezequiel, rompiéndola toda en las juveniles de Nacional «Muy contento porque le pone sacrificio y ganas. Estudia y luego se va a Montevideo todo el día. Voy cada tanto a verlo, por mi trabajo, pero en baby fútbol iba siempre. Me enorgullece su forma de ser; Perfil bajo, pocas palabras y querido»… Mortadela le da el sí al fútbol, pero no es la prioridad:
«Siempre le digo que primero el estudio y después el fútbol. Yo desgraciadamente no pude terminar primaria y me da vergüenza decirlo, pero son cosas que pasan en la vida. Sin estudiar hoy por hoy no sos nadie. Yo me arrepiento»… Pero claro que se ilusiona con su hijo y su futuro dentro de la cancha «Queda feo que lo diga porque soy el padre, pero le veo carrera porque tiene condiciones. Debe ir suave, sereno y ojalá que si llega sea por sus ganas»…
Por otra parte, su venta no lo deja observar con claridad los encuentros y por eso no se animó hablar de grandes equipos en la historia o presente. Es conocido su amor por la academia. Entre risas, manifestó «Yo soy del santa y moriré siendo hincha del santa, aunque peleemos la B»… Un poco más se soltó al hablar de jugadores, pero tampoco mucho «Yo converso con todos, tomo mate, pero no me recuerdo. Garrasino era un monstruo y el «Tabaco» Pose era un fenómeno con la pelota en los pies».
El popular Mortadela también se entretiene con el balón «Estoy gordo, pero soy un exquisito. Acá en Capurro cuando jugamos se las piso para todos lados. Los mato con el movimiento de cintura para un lado y otro»… Será verdad?. El humor siempre presente en él. Nunca llegó a jugar oficialmente «Fui a algún entrenamiento en Aguas Corrientes, pero no podía, no me quedó otra que trabajar».
Dentro de las muchas historias vividas, contó una venta histórica en Santa Rosa «Éramos tres vendedores. Jugaban Ideal y Santa Lucía. Vendí todo en el primer tiempo, le compré a uno de los otros muchachos y nuevamente me quedé sin maní. Tremenda gente la de allá»… Mortadela y una solicitud «Que se cuiden. Pronto volverá el fútbol, por los niños y por todos. Que el retorno sea sin violencia, no hay necesidad». Por último volvió a pedir para agradecerle a toda la gente que le «da vida» y le compran. A todos los clubes y lo realizado para con su hijo. Mortadela, un popular y querido.